El aumento de la producción de aguacate y berries en el sur de Jalisco, México, ha generado preocupación entre los ciudadanos y los investigadores de la Universidad de Guadalajara. A pesar de que el gobierno local tiene conocimiento sobre los impactos negativos de estos cultivos en el medio ambiente y la salud de la población, poco se ha hecho para abordar el problema de manera efectiva.
Los municipios más afectados por la producción de aguacate y berries son Sayula, Gómez Farías, San Gabriel, Tamazula de Gordiano, Tecalitlán, Tuxpan, Zapotiltic y Zapotlán el Grande. Este último es el más impactado en la región conocida como Zapotlán el Grande. La tala de bosques de encino y pino para dar paso a la agricultura ha provocado la deforestación de la región y ha afectado la biodiversidad y los ecosistemas locales.
Además, el uso intensivo de
pesticidas y fertilizantes químicos ha provocado la contaminación de ríos y
acuíferos, así como la disminución de la calidad del suelo. La exposición a
estos químicos ha sido vinculada a diversos problemas de salud en la población
local, como trastornos respiratorios, neurológicos, cáncer y problemas
reproductivos.
A pesar de que algunos grupos
ciudadanos han promovido la agricultura sustentable y la reforestación de áreas
deforestadas, así como campañas de concientización sobre los efectos de la
producción de aguacate y berries en la salud y el medio ambiente, estas
iniciativas no son suficientes para enfrentar el problema a gran escala.
Es necesario que el gobierno local y las autoridades correspondientes tomen medidas más contundentes para reducir los efectos negativos de la producción de estos cultivos en el sur de Jalisco. Es importante recordar que la producción de aguacate y berries no solo tiene impactos negativos en el medio ambiente y la salud, sino también en el tejido social y económico de las comunidades locales.
Por ello, se debe fomentar un desarrollo sostenible que permita a las comunidades locales mantener sus formas de vida y culturas tradicionales, al mismo tiempo que se reducen los impactos negativos de la producción de estos cultivos. Se pueden implementar prácticas agrícolas más sostenibles y amigables con el medio ambiente, como la agricultura orgánica y la conservación del suelo y el agua. Además, se pueden reducir el consumo de aguacate y berries a través de campañas de concientización y promoción de alternativas más sostenibles y saludables.